Cámara espía denuncia la caza ilegal

La deleznable actividad de la caza ilegal de especies protegidas por diversión y ocio sigue en práctica en nuestros días. Se contarán por miles los ejemplares que mueren cada año por este tipo de prácticas, e incluso se jactan de sus presas en convenciones y reuniones a puertas cerradas. Todo ocurre porque saben que cuentan con el rechazo de la opinión pública, y se ven en la necesidad de seguir realizando cacerías en la clandestinidad. La organización activista The Humane Society de Estados Unidos (HSUS) ha realizado una cámara espía que permanecía oculta y que saca a la luz los trapos sucios de este detestable mundo, y la noticia nos llega de la mano de La Opinión. La grabación tiene lugar en la convención del Safari Club International en Las Vegas, y capta con total crudeza la realidad que subyace en este tipo de eventos.

Imágenes obtenidas con cámara oculta

Este año, durante el Safari Club International en la ciudad de Las Vegas, HSUS ha llevado consigo una cámara espía oculta para que ésta atestiguase el horror que se esconde tras la convención. Las imágenes recogidas ponen rostro a cazadores de trofeos, guías y proveedores que aseguran una cacería satisfactoria. Se desconoce qué tipo de motivación pueden perseguir los fanáticos de la caza mayor de especies salvajes protegidas, dado que muchas ocasiones suponer acabar con ejemplares de especies en vías de extinción sin el menor rastro de remordimiento. Wayne Pacelle, presidente de la HSUS, asegura que les mueve el afán por entrar en el libro de los récords y matando suficientes especímenes para optar con un puesto en el panteón de la cacería de trofeos del Safari Club International. Sea como fuere, la sociedad no debe seguir girando la vista hacia otra parte, y la dureza de las imágenes captadas debe dar paso a una revisión de las leyes que regulan estas expediciones.

Un negocio clandestino

En la memoria de todos siguen las imágenes de Walter Palmer con el cadáver del león Cecil, asesinado tras

mini camara espia con microfono

abandonar el espacio protegido del Parque Nacional Hwange, en Zimbabue. El dentista tuvo que pagar unos 50.000 dólares para cazarlo, pero le costó algo más que eso. Este hombre perdió el favor del público, su imagen personal quedó por los suelos al hacerse viral la imagen y no pocos fueron los que se sumaron a la iniciativa “Todos somos Cecil” Los cazadores clandestinos conocen esta realidad, la sociedad rechaza sus abominables prácticas, por ello este tipo de caza se prepara en la sombra. Sin documentos como el que ofrece HSUS, la humanidad no sabría nada del negocio que existe detrás del deterioro de la fauna y la Tierra. Quizá imágenes tan duras como las presentadas el grupo activista, donde podemos ver a verdaderos asesinos jactarse de sus fechorías, remuevan la conciencia de algunos y se aprecie en una legislación con penas más duras para estos infractores.

Activistas en pie de guerra

Como era de esperar, numerosas asociaciones y agrupaciones activistas se han pronunciado a raíz del vídeo y las redes sociales promoverán el mensaje para que llegue a todo aquel que quiera abrir los ojos a la realidad a la que se enfrenta nuestra fauna hoy en día. Es tarea nuestra preservar la biodiversidad y el planeta a fin de que la coexistencia de todas las especies siga su curso natural. Atrás debe quedar la idea de que se puede hacer lo que se quiera sin esperar consecuencias, y la única forma humana de frenar esto es decretando leyes que terminen con estas actividades y este negocio millonario. Desde un cuerno de marfil hasta la piel de un caimán, todo se vende en el mercado negro, pero no todo tiene un precio. La idea general de sus represalias exige que todos pensemos que es tarea nuestra cuidar el planeta y los seres vivos que lo habitan, que respetemos el medio ambiente y cuidemos de nuestros vecinos, pues todos somos animales.