El funcionario espía

El espionaje y el secretismo van íntimamente ligados. Un espía no puede hacerse notar o sería descubierto. Debe pasar inadvertido por completo. Pero en recientes cumbres mundiales, una cara resulta extrañamente familiar. La plataforma Sputnik se hace eco de un hecho totalmente sorprendente. El funcionario espía ha protagonizado una de las noticias más curiosas y divertidas de la semana. Al parecer, un periodista ruso ha identificado a un hombre en Hangzhou. Éste resulta ser el mismo que apareció en la cumbre del G20 intentando escuchar la conversación entre Putin y Obama. Previamente, en una sesión de Asamblea General de la ONU, también fue visto. El sujeto llama la atención por su apariencia y conducta. El descuidado agente ha resultado ser en realidad un funcionario de la Casa Blanca.

Un espía peculiar

La alarma saltó cuando el periodista ruso Komsomolskaya Pravda publicó en su cuenta de Twitter. “¿Se acuerdan del espía del G20 que había tratado de escuchar la conversación de Putin y Obama? ¡Está aquí!”. El post iba acompañado de un vídeo donde se podía apreciar al individuo acercándose a los miembros invitados. El sujeto era sin lugar a dudas el mismo que había asistido en 2015 a la cumbre del G20. La reunión fue celebrada en la ciudad turca de Antalya. El desconocido portaba en una mano su teléfono móvil y en la otra una bolsa con su ordenador portátil dentro. La actitud captada por las cámaras resultó inusual. Parecía que el hombre intentaba tomarse un “selfie” con los líderes mundiales de fondo. Después se apreciaba que intentaba acercarse a los asientos de Putin y Obama, y a sus traductores.

Conducta reincidente

Pero esta no era la primera incursión del hombre en una reunión de líderes mundiales. Tras el incidente de la cumbre del G20, que dio la vuelta al globo, surgieron otros. Varios medios de comunicación detectaron al mismo espía en la sesión de la Asamblea General de la ONU El evento fue celebrado en septiembre de 2015. La extraña conducta del sujeto sobresalía por la espontaneidad. Normalmente en esas reuniones la actitud ha de ser extremadamente profesional. Nadie intentaría tomarse una fotografía desenfadada en este tipo de citas. Esto es lo que hizo saltar la alarma de las autoridades y los medios.

De espía a funcionario

Este singular profesional del espionaje ocupa en realidad un puesto muy diferente. El hombre que atrajo la atención de los servicios de seguridad del G20 por su comportamiento es un funcionario. Ese sujeto pululando alrededor de los líderes de EEUU y Rusia trabaja en la Casa Blanca. Se desconocen los motivos que le llevaron a actuar de una manera tan inusual durante el G20. La Casa Blanca no se ha pronunciado al respecto tampoco. Hasta hoy, el individuo continúa en el anonimato aunque sus imágenes se encuentren en Internet.

Un verdadero agente secreto

Lo cierto es que un verdadero agente de los servicios secretos hubiera pasado inadvertido. Esa es la principal característica de los miembros de organizaciones como el MI5, la CIA o la NSA. Un trabajador de estos grupos jamás hubiera llamado la atención. Habría actuado bajo el sigilo y la discreción, haciéndose muy difícil detectarlo. Cuando tanta información confidencial está en juego, un espía debe ser imperceptible al máximo. Para ello, debe evitar conductas extravagantes o exageradas, pues resultarían sobresalientes frente a la mayoría.

Los riesgos del fotógrafo

En las imágenes captadas por las cámaras de seguridad se aprecia que el hombre lleva el móvil en la mano. Parecer pretender hacerse una autofotografía con los líderes mundiales allí presentes de fondo. Para ello, se arrimaba a los representantes de EEUU y Rusia, Obama y Putin respectivamente. La fotografía hubiera sido material con el que presumir. Pero se debe atender a dónde y en qué momento se está, y actuar en consecuencia. El extraño proceder del hombre hizo saltar las alarmas de los agentes de seguridad del G20. De haberse producido cualquier otro incidente al mismo tiempo, el desconocido hubiera restado atención de los agentes para una verdadera amenaza.